El charco inútil; el teatro debe continuar

CIUDAD DE MÉXICO.

Una reflexión acerca de la pérdida, la locura, el amor y la soledad es la que propone el dramaturgo español David Desola en la obra El charco inútil, protagonizada por Mariana Garza, Alberto Estrella y David Hevia en el Teatro Helénico.

El autor de obras como Baldosas y Almacenados, ganadora del premio Ariel en 2017 como Mejor guion, así como de la película El hoyo, ganadora del premio Goya y del Festival de Cine de Sitges, señaló que El charcoinútil habla de los exiliados, del deseo de huida y del peso de una vida asfixiante.

Es un intento de hacer un teatro inmediato, social, que refleje el aquí y el ahora, con unos personajes que dan la espalda a la realidad porque la realidad les ha dado la espalda a ellos. También es una historia que no pretende acariciar al espectador, sino abofetearle. Somos una sociedad enferma y perversa, dice el protagonista”, expresa Desola.

La puesta en escena relata la historia de un profesor de secundaria quien, luego de haber sido agredido brutalmente por un estudiante y humillado por sus compañeros, queda traumatizado y abandona la enseñanza. A la par, cuenta lo que le sucede a una mujer, quien tras perder a su hijo en un atentado terrorista en Madrid inventa una nueva vida junto a él.

Los dos personajes se cruzan cuando convencen al maestro de darle clases particulares al hijo fallecido. Parece que el amor llegó a la vida de ambos.

Admiro mucho a Alberto Estrella como actor. Lo conocí desde muy chiquita, y él también era muy chiquito. Además, él, Víctor Carpinteiro y El Círculo Teatral nos ayudaron para saber como arrancar y abrir el Foro Lucerna y el Teatro Milán. 

Vi este montaje hace años, dirigido por Carlos Corona, pero con visiones diferentes. Este texto nos ayuda  a transitar lo que nos ha sucedido con la pandemia a todo y acompañar a las mujeres que han perdido a sus hijos.

Tenemos que seguir haciendo esta labor, que nuestros teatros estén llenos para recibir las historias que se están montando y que la que elija el público, sea útil para su vida”, comentó Mariana Garza.

Alberto Estrella destacó que en esta historia, la vocación de su personaje, Oscar, se ve mermada por diferentes cuestiones que le impiden volver a dar clases. Sin embargo, destacó la importancia de continuar la vida.

¿Qué hace uno ante la pérdida y el dolor que nos toca vivir frente a una situación determinada? El personaje de David Hevia obliga al personaje, de alguna manera, a volver a lo que quiere, a lo que ama y es una gran lección de vida. Es el aprendizaje que me llevo de esta obra, que no podemos quedarnos en la lamentación, por el hecho de que no podemos quedarnos bajo las sábanas, a pesar del chiste éste del hombre que dice ‘no me voy a levantar porque tengo cobi… sí un cobijón’. Hay que levantarse. No podemos quedarnos ahí estacionados. La vida sigue”, expresó Estrella.

David Hevia recrea a Hierofante, una imagen del Tarot, quien es el mediador entre lo mundano y lo divino.

Este personaje es el intermediario entre lo divino y lo terrenal, una suerte de sacerdote que juega. Él dice que la realidad de cada uno es como uno quiere que sea. Para mí esto es un principio teatral, de ahí empieza el teatro: es el espacio de la fantasía de una sociedad, donde van a estar viendo lo que está sucediendo, pero sabemos que es ficción y que somos actores”, dijo Hevia.

La directora Ruby Tagle detalló que la obra, bajo la producción de Jean Bernard, ha sido un reto por la pandemia, con pruebas de covid hasta dos veces por semanas en la compañía.

La obra es dolorosa y no es sencilla de asimilar, sin embargo, la posibilidad de verla en el teatro y verla expuesta de esta manera nos da la posibilidad de mirar desde otro lugar.

Hacemos teatro porque no sabemos hacer otra cosa. El teatro es una posibilidad importante para comprendernos como seres humanos, tanto espectadores como intérpretes y creativos”, concluyó Tagle.

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