Juan Carlos Veraza

Juan Carlos Veraza
El deporte por nota

Orgullosos

31 de Julio de 2024

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A tan sólo unos días de haber iniciado los Juegos de París, la delegación nacional ya suma un par de preseas, por lo que la posibilidad de superar lo hecho en las últimas dos ediciones de la justa veraniega es factible. Tras la histórica participación en Londres (la mejor fuera de casa), tanto Río 2016 como Tokio 2020 trajeron actuaciones decepcionantes para México, sumando únicamente cinco preseas en territorio brasileño y una menos en la capital nipona. Si sumamos lo sucedido en Río y en Tokio a la historia de nuestro país en Olímpicos, encontraremos que la cosecha de medallas es bastante pequeña, tomando en cuenta la cantidad de veces que hemos tenido representantes participando, y el tamaño de país que somos: Michael Phelps en solitario tiene más metales áureos que todo México. Obviamente, lo primero que uno podría pensar es que no contamos con el talento de otras naciones, pero analizando más a fondo la historia del deporte mexicano entenderemos el porqué son tan pobres resultados en la máxima justa deportiva a nivel mundial. Para empezar, no se cuenta con un sistema que permita que los niños que asisten a la escuela se puedan ir desarrollando de manera atlética; en otros casos hay pequeños que ni siquiera tienen la oportunidad de asistir al colegio.

A esos factores hay que agregar que, una vez que los jóvenes atletas logran dar el salto al alto rendimiento, para así poder tener la posibilidad de ser parte de un ciclo olímpico, se topan con muchos obstáculos que los deportistas de las naciones de mayor avance no tienen que enfrentar; esos atletas obviamente tienen que ser muy disciplinados, sacrificar muchas cosas con tal de poder aspirar a ser medallistas, pero de lo que habitualmente no tienen que preocuparse es de recibir el apoyo necesario por parte de sus respectivas federaciones ni de su Comité Olímpico, para que sus preocupaciones tengan que ver con la competencia, y no si podrán asistir a las mismas. En la emisión de Palabra del Deporte del lunes hice una analogía a todo lo que tienen que superar para siquiera pensar en asistir a los Juegos Olímpicos, y decía que nuestros atletas son como salmones, que no sólo nadan a contracorriente, sino en el trayecto alguna roca puede impedirles su objetivo, y peor aún, se toparán con osos hambrientos que intentarán devorarlos. Así de complicado es para ellos poder ser atletas, y mucho más complicado pensar en una presea olímpica.

Hay que estar orgulloso de su esfuerzo, porque a pesar de que sus federaciones y la Conade hacen poco para apoyarlos, siguen en su lucha por triunfar. Tampoco hay que minimizar que sean parte de nuestra delegación, y mucho menos el que algunos se queden en la orilla de obtener una medalla, porque por más talentosos que sean, están en desventaja cuando se enfrentan contra lo mejor que el mundo puede ofrecer.

 

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