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Quienes leen esta columna sabrán perfectamente acerca de mi desencanto con el futbol mexicano. Las constantes malas decisiones tomadas por dueños y federativos tienen al balompié nacional estancado desde hace varios años. Debido a esa molestia, he dejado de escribir acerca del tema en este espacio y, tanto en mi podcast como en Palabra del Deporte, he hablado lo menos posible acerca del tema.

Pero mi trabajo me obliga a estar pendiente, por eso tuve que ver la final entre América y Cruz Azul, que, como vaticiné, fue poco entretenida, tuvo pocos goles y no muchas emociones; por mucho y de lejos, lo mejor fue el público que asistió a los dos partidos. Desafortunadamente, como el nivel de futbol estuvo lejos de lo que uno desearía en un par de duelos de tanta importancia, de nueva cuenta el arbitraje se convirtió en el protagonista. Se ha hablado mucho acerca de la jugada del penal marcado por el silbante Marco Antonio Ortiz, con la que las Águilas anotaron el gol que, a la postre, les dio la corona. Lo curioso es que buena parte de la discusión se ha centrado en el contacto entre Rodolfo Rotondi e Israel Reyes, y aquellos que se han enfocado en ese momento de la acción se han olvidado de un detalle fundamental, que el argentino toca la pelota en su barrida, de esa manera, cualquier posibilidad de falta se borraba.

Me llamó la atención que cuando nos mostraron lo que el árbitro veía junto a las personas en el VAR nunca le enseñaron la toma a Ortiz en la que se veía el toque del argentino al balón, previo al contacto con el lateral americanista. Algo extraño y preocupante, porque para tomar una decisión así de relevante el árbitro debe tener toda la evidencia a su disposición y eso no sucedió; es algo que no se puede entender, porque, aunque no puedo asegurar que habría cambiado su decisión, es evidente que esa toma mostraba algo que la pudo haber llevado en otra dirección.

Si a eso agregamos que, tras darse a conocer los audios del VAR, se escucha que le dicen que el futbolista de América propicia el contacto, pero Ortiz termina considerando que es imprudente la entrada de Rotondi, mostrando una disparidad de criterios entre las personas en cabina y el central. Por eso se vuelve inexplicable que las personas en cabina no le hayan dado todas las armas para tomar su decisión. Obviamente, él tiene la última palabra, pero entre su poco interés por escuchar lo que le dicen y que nunca le pasaron la toma clave para decidir, la sospecha que ronda en el futbol mexicano volvió a aparecer y la idea de que a ciertos equipos o grupos de poder se les ha favorecido en tiempo reciente, vuelve a surgir.

No pretendo afirmar que hubo mano negra, pero es entendible que haya personas que lo crean. Por eso, ahora más que nunca, urge que la Comisión de Arbitraje se convierta en un ente independiente de la Liga y de la Femexfut, no es sano lo que sucede en nuestro futbol. Nada garantiza que eso solucionaría todos los problemas referentes al arbitraje, pero al menos mostraría una imagen más limpia.

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