Columnista invitado adrenalina

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El futuro pertenece a Inglaterra y a Francia

13 de Julio de 2018

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Por Lothar Matthâus

 

Antes de analizar la final del Mundial entre Francia y Croacia, quiero echar la vista atrás y hablar de las semifinales. Se ha demostrado lo valiosa que puede ser la experiencia en el futbol. Croacia utilizó la veteranía de sus jugadores y los futbolistas ingleses facilitaron las cosas.

Inglaterra tuvo muchos errores y Croacia aprovechó su experiencia, su inteligencia y su mentalidad para conseguir un merecido billete a la final. A la hora de buscar las causas, creo que Croacia ganó más por fuerza mental que por físico. Siempre creyeron que era posible.

Este equipo cuenta, además, con unos jugadores que tienen una experiencia inmensa y mucha confianza en sí mismos. Muchos de ellos juegan en los mejores clubes de Europa y han ganado títulos esta temporada, lo que les hizo llegar al Mundial con una energía positiva. En los grandes clubes han aprendido a evitar la autocomplacencia y la imprudencia. Ahora saben la importancia de cada partido.

Yo trabajé en los Balcanes y por eso sé cuál es la causa de que haya tal abundancia de buenos jugadores, no sólo en el futbol, sino en cualquier otro deporte: se da más importancia a los espíritus libres.

Sobre eso se debatirá en Alemania después de la eliminación de la campeona del mundo en la fase de grupos. Los croatas sí lo hacen: ellos dejan jugar a sus hijos. Los niños pueden driblar, disparar, jugar de forma descarada y creativa. No tienen que someterse a tantos requisitos ni sistemas. Se empapan de la diversidad en las calles.

Quizás algunos de los futbolistas de Croacia no llegarían a jugar en la selección alemana. Pero a muchos de los croatas no les dieron todo servido cuando eran niños, sino que tuvieron que atravesar circunstancias muy difíciles de la vida tras la desintegración de Yugoslavia.

A la hora de analizar su semifinal, también hay que ver el camino que recorrió Inglaterra para llegar ahí. No tuvieron a ningún rival complicado. Pero estoy convencido de que este equipo tan joven dará de qué hablar en los próximos torneos. El trabajo que se hace con las categorías inferiores es “top” y cada vez hay más futbolistas ingleses en los principales equipos de la Premier League. Y de eso se beneficia directamente la selección nacional.

Bélgica también tuvo la oportunidad de hacer algo grande en este Mundial y habrá que tener en cuenta a esta “generación de oro” en el futuro más cercano. Los belgas también tienen un gran programa de desarrollo en sus categorías juveniles. Perdieron en semifinales contra una Francia joven, pero serena, y que jugó con inteligencia.

El seleccionador galo, Didier Deschamps, ha conseguido otorgar al equipo disciplina, unidad, táctica y fuerza, incluso a futbolistas complicados como Paul Pogba. Esta disciplina y estatus, a las que ha contribuido mucho N’Golo Kanté, ha ayudado a que salga a la luz la calidad individual de los franceses.

Inglaterra y Francia tienen el futuro ante sí, incluso con mejores perspectivas que las actuales. Ambas selecciones pertenecerán, en los próximos seis u ocho años, a la “Crème de la Crème” del futbol mundial. Sobre todo porque han encontrado la fórmula del éxito: han dejado atrás la posesión del balón y ofrecen un futbol vertical, de velocidad. Ambos países tienen jugadores de clase mundial.

 

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