Aniversario

Por Luis Wertman*

Siempre vale la pena caminar por la ciudad. Detalles que pueden perderse de vista por el tráfico o la prisa, de pronto se revelan con una vuelta a la manzana. Las grandes ciudades tienen esa facultad: no son una, sino muchas ciudades al mismo tiempo. Una es la del transporte público, otra la que vives en el automóvil, una más la de la noche o la de los fines de semana.

En pocos días se habrá cumplido un año de los sismos que nos cambiaron, aún no sé si para mejor. En las primeras semanas estaba mucho más convencido, porque atestiguaba las interminables muestras de solidaridad, de unión y de apoyo entre miles de capitalinos que apenas se conocían.

Junto con el equipo del Consejo Ciudadano (que se volcó a las calles desde el minuto siguiente a que terminara el terremoto) tuve la oportunidad de recorrer la mayor parte de los puntos de colapso, incluyendo los de Tláhuac y Xochimilco.

Al lado de policías, bomberos, soldados, marinos y servidores públicos valientes, miles de ciudadanos nos organizamos ante la emergencia. Desaparecieron los rangos, la burocracia, el recelo; la tragedia tiene una manera curiosa de volvernos iguales.

Camino por algunos espacios que hoy ya están huecos. La actividad es la cotidiana, la actitud de las personas es la de todos los días. Algunas señales recuerdan lo que pasó hace doce meses, pero son menos notables. Parece irreal que sean los mismos sitios donde con un puño al aire se lograba el silencio absoluto.

No estoy en contra de los aniversarios, en general me agradan porque nos recuerdan momentos y también quiénes fuimos y somos, sin embargo, a un año de distancia todavía falta mucho para recuperarnos.

Y no sólo me refiero a lo material, que es muy importante, porque aún tenemos a muchas personas sin hogar, hablo de la situación emocional de la gente a partir de lo sucedido.

Con esa idea en mente, hablamos con muchos ciudadanos para preguntarles cómo se sienten conforme se acerca el primer aniversario de los sismos. La Línea Ciudadana, 5533-5533 recibe miles de llamadas a diario, pero también las puede hacer a aquellos que nos lo permiten.

No se trató propiamente de una encuesta, más bien de una conversación para saber cómo nos encontramos un año después. Estamos terminando de analizar lo que escuchamos, aunque adelanto que hay respuestas que obligan a reflexionar sobre nuestro ánimo y a preocuparnos lo mismo por lo que falta afuera, que por lo que nos sucede adentro.

También nos permite lanzar recomendaciones puntuales para estar tranquilos y en comunicación durante los siguientes días. Nuestra vida cambió y no regresará a ser la misma, no obstante, puede ser mucho mejor si recuperamos esa unidad de hace un año.

                Twitter: @LuisWertman

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