Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Coloso pirenaico

16 de Julio de 2024

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El periodista luxemburgués Alphonse Steinès, con la nieve a la altura de la cintura, se abrió paso con el poderío del oso polar. Había dejado auto y chofer a cuatro km de la cumbre. El chofer le advirtió de los peligros de la montaña, incluso de la presencia de osos. Su audacia y determinación tapiaron sus oídos. Metros adelante resbaló en unas piedras y cayó en un arroyo; empapado, siguió hacia la cumbre en una fría noche de 1910. Se levantó, trepó unos m. más y perdió el conocimiento. En la mañana, habitantes de Sainte-Marie-de-Campan lo hallaron inconsciente con principios de hipotermia. Intentaron llevarlo a una casa, sumergirlo en una tina de agua caliente y darle una copa de coñac. “No, no. Rápido, a la oficina de telégrafo”. Dictó, tartamudeando: “Passé le Tourmalet. Itinéraire en bon état. Parfaitemente practicable”. “Pasé el Tourmalet. Itinerario en buen estado. Perfectamente practicable”. La mentira de esta frase se ha esculpido en grandeza y audacia en el ciclismo. El mensaje de 9 palabras lo recibió Henri Desgrange (31/01/1,865–16/08/1940), primer organizador del Tour de France, director de Le Velo, periódico que cambió el nombre a L’Auto-Vélo y, más tarde, al prestigioso L’Équipe. Deseaba un desafío para los pedalistas y envió a Steinès a hacer una tarea de reconocimiento de las condiciones de subir Col de Tourmalet, de 2,115 m de altura snm.

Desgrange vivía la explosión del deporte generada por los JO modernos creados por Pierre de Coubertin. Fue un hombre de carácter y de voluntad acerada. Su amor por el ciclismo lo llevó a establecer el primer RM de La Hora. El 11 de mayo de 1893, en el velódromo Buffalo, de París, marcó 35,325 m. Lo dijo o lo escribió con el entusiasmo hiperbólico de aquellas épocas: “El Tour perfecto sólo tendría un ganador perfecto si un solo hombre sobreviviera”. Eslabón con eslabón engarzados en historia, leyenda, anécdota: Octavio Lapize (24/10/1887, París–14/7/1917, Toul), entusiasmado por haber ganado la medalla de bronce en los 100 km de los JO de Londres 1908, afinó su probada capacidad resistencial con el fin de competir en el Tour de France de 1910. La parte más difícil del Tourmalet es un ascenso de 1,474 m en una distancia de 11.9 km, con una pendiente de 4.8%, algo así como entre 38 y 42 grados. El esfuerzo muscular hincha las venas de las piernas.

Lapize tuvo que bajarse de la bicileta y quitar piedras del camino para escalar los últimos metros. Llegó desfalleciente sin poder articular palabra; cuando se repuso, sus palabras las dirigió a los organizadores: “¡Asesinos, asesinos! ¡Son ustedes unos asesinos!”. En la cumbre del Tourmalet, cuyo significado es Mal retorno, hay una estatua en reconocimiento a Lapize, quien murió una semana después de que su avión fue abatido en la I Guerra Mundial; su cuerpo fue hallado en un descampado de Verdum con 5 heridas de bala. Fue el primer esfuerzo titánico al que siguieron otros vencedores: Coppi, Merckx, Bahamontes, Armstrong, Ullrich… En el descenso del Tourmalet y etapa 15 parece decidido el Tour en las piernas del esloveno Pogacar.

 

 

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