Arrodillada y en lágrimas, la española Carolina Marín se despidió de la manera más cruel posible de los Juegos de París este domingo en semifinales de bádminton, con una lesión en la rodilla derecha que reabre la pesadilla que atravesó en 2019 y 2021.
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La onubense de 31 años, oro en Rio 2016, estaba dando un recital en el Porte de Chapelle Arena contra la china He Bing Jiao, tras haber ganado el primer set por 21-14. En la segunda manga, aumentó el nivel de agresividad, ahogando y dejando sin respuestas a su rival.
El resultado parecía encaminado a una victoria rápida, con 10-5 a favor de la andaluza, cuando en uno de sus frenéticos movimientos apoyó mal la rodilla derecha y cayó al suelo adolorida, consciente de la gravedad de la lesión.
"Me miró y me dijó 'Me rompí'", dijo afligido su entrenador Fernando Rivas en rueda de prensa tras el partido.
Atendida por servicios médicos y tras consultarlo con su entrenador, Marín decidió seguir jugando con una rodillera, pero completamente privada de su movilidad, perdió tres puntos consecutivos antes de caer al suelo entre lágrimas y acordar la retirada.
"No es justo, creo que Carolina se merecía acabar los Juegos, gane o pierda, pero disfrutándolos", añadió Rivas.
Lágrimas de amargura, de quien conoce su cuerpo y sabe que una pesadilla que parecía ya cosa del pasado, estaba de vuelta.
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