Joaquín Capilla, el máximo referente en los clavados

El atleta mexicano ganó cuatro medallas entre Londres 1948 y Melbourne 1956, comenzando la exitosa tradición de esta disciplina

CIUDAD DE MÉXICO, 10 de febrero.- El nombre de Joaquín Capilla es sinónimo del atleta mexicano más exitoso en la historia olímpica. Ganó cuatro medallas entre Londres 1948 y Melbourne 1956: un oro, una plata y dos bronces.

El mundo salía de la Segunda Guerra Mundial y México mostraba al que, hasta hoy, es el máximo referente del olimpismo. Capilla, nacido el 23 de diciembre de 1928, encontró en el entrenador Mario Tovar y la fosa del Club Chapultepec la ayuda necesaria para destacar a nivel mundial.

La primera presea llegó en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, un bronce en plataforma. Capilla tenía las cualidades y mentalidad para pelear con los estadunidenses, los clavadistas más dominantes de aquellos tiempos.

En Helsinki 1952 obtuvo la plata, también en plataforma. Fue la única medalla mexicana en esa edición olímpica.

Llegó Melbourne 1956, los juegos de la consagración. En Australia obtuvo la medalla de oro en plataforma, la prueba reina de los clavados, y también se llevó el bronce en trampolín.

“En el último clavado estaba muy nervioso. Me subí y pensé ‘qué necesidad tienes Joaquín, podrías estar con tus amigos’. Que me tiro, entré derechito. Salí y pensé ‘que bruto, fue un clavadazo’”, recordaba Capilla.

Cuatro medallas y haber superado a los estadunidenses fueron el orgullo que siempre cargó. Volvió a México, fue tratado como héroe y empezó la decadencia.

Joaquín Capilla tuvo problemas con el alcohol, perdió dinero y propiedades que le habían sido obsequiadas. También se alejó de su familia.

“Mi hermano me dabas unos vales para ir a desayunar, pero un día me dijeron en el restaurante que ya no fuera porque se dieron cuenta que me llevaba las propinas”, confesaría años después.

Los Olímpicos de 1968 fueron una nueva decepción. Pensó que sería el encargado de encender el pebetero del estadio olímpico de Ciudad Universitaria; las autoridades prefirieron a Enriqueta Basilio.

Sólo en sus últimos años de vida la figura de Joaquín Capilla volvió a ser cobijada. Recibió la beca vitalicia que se otorga a todos los ganadores de medalla olímpica y fue ayudado para remoderlar su departamento.

En 2009 recibió el Premio Nacional de Deportes y falleció el 8 de mayo de 2010 en la Ciudad de México.

Juan Botella continuó la racha exitosa

El nombre de Juan Botella es sinónimo de la única medalla conseguida por México en los Juegos Olímpicos de Roma 1960. Fue también el encargado de continuar con la tradición que, desde Londres 1948, impusiera Joaquín Capilla en este deporte.

Botella, uno de los 68 deportistas nacionales que acudieron a Roma, ganó la presea de bronce en trampolín de tres metros.

Fue la coronación de una trayectoria iniciada desde los cinco años de edad, cuando incursionó en los clavados en el Deportivo Chapultepec.

Poco a poco se fue abriendo camino, siempre con técnica depurada y control en el trampolín. A los 15 años, en los Juegos de Melbourne 1956, dio signos de su calidad al terminar décimo en las pruebas de trampolín y plataforma.

En Roma 1960 disputó una cerrada competencia con los representantes de Estados Unidos. Al final ganó Gary Tobian, seguido por San Hall y en tercer lugar el competidor mexicano.

Botella se fue a estudiar a la Universidad de Ohio State después de haber recibido varias ofertas. La muerte le llegó a los 29 años a causa de una hipertensión.

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