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De “circos” y “bancarrotas”

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Dos declaraciones, para ambas las reacciones no tardaron. Las preguntas menos. Algunas fueron hacia el reclamo, otras más hacia el beneficio de la duda.

Andrés Manuel López Obrador continúa a alta velocidad hacia la transición, y justo por ello, tal vez sin pensar en las consecuencias soltó, las frases que llevan más de 48 horas en la agenda pública.

La primera sobre Rosario Robles. Calificarla de chivo expiatorio reduce, en malos términos, la dimensión del problema que originó la declaración.

No es nuevo que la Auditoría Superior de la Federación ha revelado desvíos millonarios y en efectivo de la Secretaría de Desarrollo Social durante la gestión de la experredista y exjefa de Gobierno.

Lo mismo sobre recursos de la Sedatu, que hoy la tiene a la cabeza. Tras la revelación de hace unos días en Reforma, el todavía gobierno federal ha guardado silencio; la nueva legislatura ha dado su postura e incluso ha afirmado que
habrá una comisión especial para investigar a Rosario Robles.

Pero Andrés Manuel López Obrador quiso bajar la presión al tema y calificó todo como un circo: ¿intento de carpetazo a una investigación que todavía no empieza? ¿o llamado a definir la ruta en materia de combate a la corrupción?

De un lado y del otro intentan darle sentido a la declaración. Incluso, los medios comunicación también fueron
señalados como responsables del “circo” por Andrés Manuel López Obrador.

Las respectivas bancadas de Morena, en el Senado y la Cámara de Diputados, salieron ayer al quite y anunciaron que Robles será cuestionada al respecto durante la glosa del Informe de Gobierno.

Sucedió lo que en campaña: Andrés Manuel López Obrador declara lo que sea, y sus cercanos le dan sentido e intentan apagar al incendio.

La segunda declaración la hizo sobre el Banco de México. Aprovechó para curarse en salud. Estará entendiendo la realidad y las posibilidades de sus promesas. Y si éstas no serán cumplidas, no será por la falta de planeación de su gobierno, sino por la falta de recursos a causa de decisiones económicas desde el órgano autónomo.

Todavía no empieza su gobierno, pero se adelanta a una posible... ¿catástrofe? “Por la situación de bancarrota en que se encuentra el país es que no podamos cumplir todo lo que se está demandando, pero que quede claro: sí vamos a cumplir todo lo que ofrecimos en campaña (...) Vamos a invertir y a gastar, sólo lo que ingrese a la hacienda pública, no vamos a caer en lo que se llama, técnicamente, déficit. No vamos nosotros a actuar de manera irresponsable, endeudando a México (...) También hicimos el compromiso y lo vamos a cumplir de que vamos a respetar la autonomía del Banco de México, para que haya equilibrios macroeconómicos, que no haya inflación, y que si se dan esos fenómenos no es por culpa del presidente de la República, sino por circunstancias externas o por mal manejo de las política financiera que haga el Banco de México, no el gobierno de la República...”, dijo en Tepic.

Bancarrota. Uno de los términos más delicados en materia económica, ¿qué mensaje envía esto a cualquier inversionista nacional o extranjero? Andrés
Manuel López Obrador
no es un novato, pudo ser un resbalón, pero aún así sería extraño en alguien que sabe tratar con la prensa, alguien que entiende los alcances de una declaración.

Sobre todo, cuando ésta contradice, no sólo la realidad, sino sus propias palabras. Hace una semana, Andrés
Manuel López Obrador
aseguró que recibiría un país estable y sin crisis económica, lo dijo antes de reunirse con empresarios regiomontanos. Una semana después, el país ya es otro desde su perspectiva. Y su clara conveniencia.

Calificadoras como Moody’s han afirmando que México tendrá estabilidad financiera durante el primer año de la próxima administración, algo que será no por cambio de gobierno, sino por lo hecho en el actual. En términos financieros, López Obrador ha sido bien recibido por el sector económico dentro y fuera del país.

¿Por qué razón dinamitar este lazo que le tienden incluso antes de iniciar su gobierno? Para el caso de la declaración sobre Rosario Robles, más le valía anunciar una investigación que adelantar una sentencia. Faltan diez semanas para el 1 de diciembre. Tiene tiempo para corregir el ímpetu declarativo.

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