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Rafael Alducin, visionario incansable

El fundador de Excélsior lideró en sólo algunos años la industria periodística de nuestro país.

Roberto Rodríguez | 29-03-2024
Rafael Alducin, fundador de Excélsior.
El fundador de Excélsior lideró en sólo algunos años la industria periodística de nuestro país. Fotos: Archivo/Excelsior.

El 29 de marzo de 1924, el fundador de Excélsior, Rafael Alducin Bedoya, falleció a causa de los golpes ocasionados por una caída a caballo sufrida mientras cabalgaba en Chapultepec. Cien años después, su legado sigue vivo.

Rafael Alducin nació el 22 de enero de 1889 en el número 12 de la calle Reynoso en San Andrés Chalchicomula, Puebla, hoy conocido como Ciudad Serdán. Sus padres fueron Isabel Bedoya Huerta y Rafael Alducin Quintero.

Comenzó sus estudios en la ciudad de Puebla, luego se trasladó a la Ciudad de México. Estudió en el Liceo Fournier, en el Colegio Inglés y en el Instituto Colón. Regresó a Puebla para terminar su formación académica en el Instituto Católico, así como en el Colegio del Estado.

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Una vez concluida su etapa estudiantil, trabajó en un despacho propiedad del diputado José Castellot, donde no recibió remuneración alguna.  Tras el fallecimiento de su padre  se vio en la necesidad de comenzar a trabajar para apoyar económicamente a su familia. Situación que lo llevó a desempeñarse en diferentes actividades laborales.

EL AUTOMOVILISMO, SU PASIÓN

Desarrolló su pasión por los autos al adquirir un automóvil en 1904. Tiempo después, mientras paseaba por las calles de la Ciudad de México, Alducin vio a dos jóvenes pelear a golpes por una llanta vieja de coche; el joven poblano intervino para calmar los ánimos. El suceso lo llevó a emprender un negocio de venta de neumáticos usados como una forma de obtener ingresos. 

Con tan sólo dieciocho pesos compró sus primeras llantas. Al poco tiempo se asoció con su amigo Federico Dávalos, capitán y profesor del Colegio Militar. En menos de un mes reunieron poco más de una tonelada de llantas vendiéndolas a Estados Unidos por mil dólares de la época.

Con el dinero obtenido compró la revista El Automóvil de México. Junto con sus viejos conocidos, José E. Campos, que más tarde sería jefe de redacción de Excélsior, y el poeta José de Jesús Núñez y Domínguez, entonces director de Revista de Revistas, emprendió su primera aventura en la industria del periodismo impreso. Al no contar con suficientes recursos, imprimían en una casa particular con lo que solventaban la situación financiera de su compañía editorial.

A mediados de la década de 1910 impulsó la creación de la Academia Mexicana de Historia. Las sesiones se efectuaban en las mismas instalaciones donde se imprimía Revista de Revistas.

Un par de años después organizó las primeras carreras de automovilismo de circuito en México, al llevar a cabo el evento en el Bosque de Chapultepec en compañía de Federico Dávalos y Julio Limantour, con las que obtuvo una ganancia de 18 mil pesos, fondos que invirtió en maquinaria y otros negocios como la compra de Revista de Revistas en 1915, transacción que se llevó a cabo por cinco mil pesos.

Sin embargo, mantuvo El Automóvil de México hasta 1916. Poco tiempo después, el 23 de agosto de 1916, contrajo matrimonio con Consuelo Thomalen. La pareja procreó a tres hijos, Consuelo, María Luisa y Rafael.

NACIMIENTO DE EXCÉLSIOR

La idea de crear un nuevo diario surgió de una reunión entre amigos. Más información y menos opiniones buscaba resaltar como parte de una línea editorial fresca. Las noticias internacionales provenientes de Estados Unidos darían rigor informativo y su diseño tipográfico marcó un parteaguas sobre el resto de las publicaciones ya existentes.

Alducin llamó a un concurso entre colaboradores de Revista de Revistas para determinar cómo se llamaría el nuevo periódico. Su nombre sería Excélsior, que significa “Lo más elevado y superior”. Un hombre llamado Nicolás Rangel fue quien lo bautizó, por lo que recibió un premio de diez pesos.  Otra versión apunta que Carlos Díaz Dufoo dio nombre al nuevo periódico, la idea le gustó a Alducin por la fuerza misma de su significado.

Pero, ¡ah!, exclamaba el señor Alducin con un dolor retrospectivo, ¡si viera usted cuántas lágrimas me costó esto! ¡No dormía yo, no comía, no descansaba!”, dijo Alducin en una entrevista publicada en las páginas de esta casa editorial el 19 de marzo de 1922, y sentenció, “¡Puede usted decir que Excélsior triunfará sobre todo y sobre todos!”.

Todo estaba listo en los talleres de Revista de Revistas de la calle de Colón número 45 esquina con Rosales. Aunado a otras dificultades, la maquinaria Duplex presentó problemas mecánicos, el mismo Alducin reparó en más de una ocasión las bandas de la vieja rotativa llamada por él La carcacha, debido a las múltiples fallas que ésta presentó durante el proceso de impresión del primer número de Excélsior.

Después de varias horas de trabajo, finalmente Excélsior vio la luz casi a la una de la tarde del domingo 18 de marzo de 1917. Ya no había papeleros afuera esperando el primer tiraje para distribuir el periódico, dijo Alducin a su personal: “¡Vamos, muchachos!, a repartir el periódico por toda la ciudad. Tomen autos y a inundar México de Excélsior”, según las crónicas contenidas en el archivo histórico.

Posteriormente, ya con maquinaria propia, Excélsior se trasladó a la calle Nuevo México, hoy conocida como Artículo 123, donde Alducin presumía detrás de su escritorio un retrato de gran tamaño de su padre. Los cuadros principalmente de automóviles, aviones y caballos a todo galope se asomaban entre los muros del primer despacho ocupado por Rafael Alducin, creador del nuevo concepto periodístico de Excélsior.

DIPUTADO FEDERAL Y PROGRESO

En 1818, Alducin vivió una aventura política al convertirse en diputado por el distrito noveno para el Congreso del Distrito Federal. El también director de Excélsior.

En una visita a Nueva York en 1919, Alducin hizo válida la adquisición de una prensa rotativa para imágenes en rotograbado por sesenta y cinco mil dólares; uno de los adelantos más importantes en sistemas de impresión de la época, la primera de su tipo en Latinoamérica. Los primeros rotograbados se estrenaron en junio del mismo año en páginas de Excélsior.

La necesidad de contar con instalaciones adecuadas para la producción del periódico llevó a Alducin a planear la construcción de un nuevo edificio durante uno de sus viajes a Francia. De esa manera contactó al arquitecto italiano Silvio Contri. Los trabajos de construcción iniciaron a finales de 1922 en la avenida Bucareli del Centro Histórico.

El diseño vanguardista mostraba una solidez estructural, así como un aprovechamiento de los espacios, que emulaba a las más grandes construcciones europeas.

DÍA DE LAS MADRES

En ese mismo año, el empresario introdujo en México, a través de Excélsior, el Día de las Madres, con lo que buscaba rendir homenaje a todas las mamás mexicanas a celebrarse cada 10 de mayo.

El jueves 15 de junio de 1922 comenzó a circular la nueva publicación semanal Jueves de Excélsior, que se convirtió en uno de los suplementos favoritos dentro de los asiduos lectores de la casa Excélsior.

Una serie de entrevistas realizadas por el propio Alducin en territorio europeo comenzó el 30 de enero de 1923 en las oficinas de Excélsior en París, con la charla que sostuvo con el exintegrante del cuerpo diplomático porfirista, Francisco León de la Barra, quien reveló que Porfirio Díaz le ofreció la vicepresidencia de la República, una clara alusión a que él pudo haber sido el sucesor inmediato de Díaz en 1910.

Durante una gira europea se encargó de posicionar a Excélsior y Revista de Revistas en el radar internacional al proponer a su compañía editorial para formar parte de la campaña de financiamiento de los Juegos Olímpicos de París 1924.

La casa Excélsior fungió como patrocinadora de la justa olímpica mediante la venta de estampillas conmemorativas al evento, entre otras acciones. Además, parte de los fondos recaudados se destinó al apoyo directo para que deportistas mexicanos participaran en las olimpiadas.

RADIO EXCÉLSIOR-PARKER

Desde varios días antes del 18 de marzo de 1924, en las páginas del diario se adelantó la noticia de la puesta en marcha de la nueva radiodifusora.

Según información obtenida del Archivo Histórico de Excélsior, la instalación de los equipos se llevó a cabo en conjunto con la Compañía Parker, una colaboración lograda gracias a las negociaciones de Alducin. Se requirió una inversión de 60 mil pesos para su puesta en funcionamiento.

La nueva estación fue inaugurada bajo las siglas CYX a las 20:00 horas del 19 de marzo de 1924 en el primer piso del edificio de Bucareli 17. Según la nota publicada en la edición del día siguiente, la primera transmisión se estrenó al aire con la frase “Ésta es la estación CYX, Excélsior-Parker desde la Ciudad de México”.

EL ÚLTIMO DÍA EN CHAPULTEPEC

Tras su regreso de un largo viaje por el continente europeo el 23 de enero de 1924, Rafael Alducin publicó un mensaje dirigido a los lectores: “Después de un año cuatro meses de residencia en Europa, regreso a mi patria con el deseo de serle útil y de contribuir con mi esfuerzo personal y con el de Excélsior al progreso y al bienestar de los mexicanos y de extranjeros que con nosotros conviven”.

El jueves 27 de marzo de 1924, casi dos meses después de haber regresado de su segundo viaje a Europa, Alducin cabalgaba en el Bosque de Chapultepec, cuando su caballo se encabritó al pasar el tranvía; el jinete cayó al piso de manera violenta, por lo que sufrió severas lesiones. Inconsciente, fue llevado primero a la Cruz Blanca, posteriormente trasladado al Sanatorio francés, en la colonia Hidalgo de la Ciudad de México donde su estado de salud fue catalogado como reservado.

Luego de dos días apenas mostró mejoría, finalmente falleció el sábado 29 de marzo de 1924 a las 23:45 horas. La primicia se publicó en la primera plana de Excélsior, “Falleció anoche el Rr. don Rafael Alducin”, decía el encabezado. Sus restos fueron velados en su casa y posteriormente sepultados el 30 de marzo en el panteón del Tepeyac, en la Ciudad de México.

 

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*mcam

 

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