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Nacional

Operan para cárteles 45 grupos armados

Un informe de la PGR identifica el territorio de operación de las células delictivas; las organizaciones dotan a las pandillas de arsenal de alto poder y estrategia militar para el tráfico de droga, levantones y otros delitos

Raúl Flores | 10-04-2016

CIUDAD DE MÉXICO.

Un total de 45 grupos armados del crimen organizado siguen controlando el trasiego de narcóticos y otros negocios ilícitos en el país, de acuerdo con un reporte de la Procuraduría General de la República (PGR), lo que confirma la versión de que los grandes cárteles de la droga se están balcanizando.

Lo anterior refuerza el análisis de la consultora Stratfor, que en este 2016 anticipó que la fragmentación de los grupos delictivos se acentuaría y que ningún cártel podría escapar a la tendencia.

Desde los 90, las organizaciones criminales han conformado y/o reforzado sus brazos armados, dotándolos de armamento de grueso calibre y estrategias, con la incursión de exmilitares, policías en activo, pandilleros y civiles, con las que han podido enfrentar a las fuerzas federales, indicaron fuentes de la Unidad de Inteligencia de la Policía Federal.

Pero a lo largo del tiempo, algunos que primero fueron brazos armados desertan de las organizaciones que los entrenaron y forman sus propios cárteles. Por ejemplo, Los Zetas, que armó el cártel del Golfo, y Los Matazetas, que mutó en el Cártel Jalisco Nueva Generación.

La Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales de la PGR detalló que el cártel del Pacífico, de Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, tiene ocho células delictivas: Gente Nueva, que actúa en Chihuahua y Sinaloa; Los Cabrera, en Durango y Chihuahua; La Barredora, en Guerrero; Cártel del Poniente o de La Laguna, en Durango y Coahuila; El Aquiles, en Baja California; El Tigre, en Baja California; los Artistas Asesinos (AA) en Chihuahua, y los Mexicles, en Chihuahua.

Los hermanos Arellano Félix o cártel de Tijuana es reportado con tres brazos armados, todos con radio de acción en Baja California: El Chan, El Jorquera y El Kieto.

La Familia Michoacana, que fundaron Nazario Moreno González, El Chayo; José de Jesús Méndez Vargas, El Chango Méndez; Enrique Plancarte Solís, El Kike Plancarte, y Servando Gómez Martínez, La Tuta, tenía en marzo de 2015 dos células delictivas: Guerreros Unidos y/o La Nueva Empresa, que delinquía en Morelos, Guerrero y México, y La Empresa, sólo en el Edomex y Guerrero.

En favor de los Carrillo Fuentes o cártel de Juárez actuaban La Línea y Los Aztecas, ambos en Chihuahua.

El cártel de los Beltrán
Leyva tiene siete brazos armados: Los Mazatlecos, que operan en Sinaloa y Baja California Sur; El 2 milEl Panchillo y/o El Panchillo Huevos y/o El dos mil y/o El 2000—, que controla Sonora; Los Granados, en la Tierra Caliente de Guerrero; Los Rojos, en las regiones centro y norte de Guerrero y en Morelos; La Oficina, en Aguascalientes y Baja California Sur; Los Ardillos, en La Montaña y Centro de Guerrero, y el Cártel Independiente de Acapulco (CIDA), Guerrero.

La PGR ubica a Los Zetas, que comenzó en el cártel del Golfo y que luego se independizó, con nueve pandillas: Sangre Zeta, con presencia en Nuevo León y Coahuila; Los Negros, en Irapuato, Guanajuato; y las Fuerzas Especiales Zetas en Cárdenas, Huimanguillo, Teapa y Centro, Tabasco, así como en Benito Juárez (Cáncún), Quintana Roo, y Tamaulipas.

También en Tamaulipas actúan el Grupo Operativo Zetas, en El Mante, Soto la Marina y Ciudad Victoria; Comando Zetas, en Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Miguel Alemán, Gustavo Díaz Ordaz y Ciudad Mier; El Círculo y El Extranjero, en Jiménez, Ciudad Victoria, Ciudad Madero y Abasolo; en Nuevo Laredo, la Unidad Zetas; Néctar Lima, también en Nuevo Laredo, y Grupo Delta Zeta, en Valle Hermoso.

Al cártel del Golfo, al que en un principio pertenecieron Los Zetas, la PGR ubica como la organización con más pandillas, en total 12: En Tamaulipas actúan Grupo Lacoste, Los Fresitas, Los Sierra, Los Pantera y Los Ciclones.

También en Tamaulipas, pero por regiones, dominan los Metros, en Reynosa; Rojos, en Matamoros; Grupo Dragones, en Tampico; Grupo Bravo, en Aldama; Grupo Pumas, en El Mante; y Grupo de Apoyo Ceros, M3, en Reynosa.

Fuera de Tamaulipas, el cártel del Golfo tiene presencia en Benito Juárez, donde se asienta Cancún, Quintana Roo, con Los Pelones.

Sólo en dos de los cárteles la PGR no ubica brazos armados: Los Caballeros Templarios, escisión de La Familia Michoacana, cuyo radio de acción abarca Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Morelos, Estado de México, Jalisco, Colima, Querétaro y Baja California.

Asimismo, en el Cártel Jalisco Nueva Generación no se identifican grupos, células o pandillas vinculadas con la organización delictiva, pero se informa que ésta comete sus crímenes principalmente en Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Nayarit, Guerrero, Morelos, Veracruz y Distrito Federal.

Muchos “ejércitos”

Informes de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) confirman que los cárteles del Pacífico, del Golfo y de Tijuana crearon sus propios brazos armados, a los cuales surten con pertrechos de última generación.

Carlos Alberto Cruz Santiago, fundador de la organización Cauce Ciudadano, aseguró que en 2011 los cárteles dotaban a 75 mil sicarios, en su mayoría jóvenes, de armamento de alto poder y estrategia militar para el trasiego de droga, levantones y otros delitos.

En el foro Los derechos humanos de las juventudes actuales en la Facultad de Derecho de la UNAM, efectuado en 2011, Cruz Santiago detalló que del total de jóvenes enganchados por el narcotráfico, 24 mil son del cártel del Pacífico, 17 mil están con Los Zetas y siete mil 500 con La Familia Michoacana. Los demás están en los otros grupos.

Para darse una idea del armamento que usan estos grupos criminales, efectivos de la Defensa Nacional y la Marina-Armada de México les han incautado a los cárteles cohetes antitanques, lanzacohetes, lanzagranadas, granadas de fragmentación, fusiles Barret calibre .50, AK-47 y R-15, y pistolas matapolicías, entre otras muchas armas.

Cártel generador

De las organizaciones criminales transnacionales, el cártel del Pacífico, que comandan Ismael El Mayo Zambada, Joaquín El Chapo Guzmán Loera y Juan José Esparragoza, El Azul, ha sido la que ha creado más brazos armados.

Las células fueron estratégicamente colocadas en Sinaloa, Durango, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, Veracruz y Jalisco con la tarea de dar protección a las plazas, buscar nuevas rutas del trasiego de droga, cobro de piso, extorsión, asesinatos y desmantelamiento de rivales.

Los organismos de inteligencia del Estado no tienen una cifra exacta de cuántas personas integran el cártel del Pacífico en sus distintas plazas; y aunque han identificado a algunos de los grupos, se han quedado cortos.

Para mantener el orden y evitar las escisiones, Dámaso López Serrano, El Mini Lic, encabeza Las Fuerzas Especiales de Dámaso, que él y su padre, Dámaso López Núñez, El Lic, crearon en 2009.

Otro grupo “no oficial” fue bautizado como Los Acme, encabezado por Orso Iván Gastélum, El Cholo Iván, capturado junto con El Chapo el 8 de enero pasado; ahora opera bajo las órdenes de los hijos mayores de El Chapo: Iván y Alfredo Guzmán, aunque éste tiene otros hijos que se mantienen con perfil bajo.

El grupo de sicarios, que como particularidad graba sus armas con la palabra Acme, se formó en su mayoría con exmilitares mexicanos y guatemaltecos para proteger a la élite de la organización criminal, realizar halconeo, confrontar a rivales y resguardar cargamentos de droga.

Otro grupo no “oficial” es el de Los Halcones, que encabezó Manuel Alejandro Aponte Gómez, El Negro Bravo o
El Cóndor, en su momento jefe de seguridad de El Chapo.

Aponte desertó del Ejército en 2004, donde obtuvo calificaciones sobresalientes en el manejo de grupos, con dotes para el manejo de armas y que conoce a fondo libros del curso de formación de oficiales, como el Manual de Operaciones en Campaña.

Él adiestró a decenas de sicarios en el uso de bazukas, morteros, lanzagranadas y diversas armas que se usan en la infantería ligera; este equipo, según las autoridades, lo utilizó para combatir a Los Zetas.

En algunos grupos se ha identificado a sus líderes; uno es Los Mazatlecos con influencia en el Triángulo Dorado, principalmente en Sinaloa. Hasta diciembre pasado lo lideraba Fausto Isidro Meza Flores, El Chapo Isidro, cuya creciente influencia llevó al Departamento del Tesoro de EU a designar su red, en enero de 2013, como Organización de Tráfico de Drogas.

En 2007, Guzmán Loera integró un “ejército” de sicarios para tener control del Pacífico, al que bautizó como Gente Nueva con al menos cinco mil miembros que, según investigaciones de la DEA, se integró con militares, policías federales, policías ministeriales, kaibiles (soldados de élite guatemaltecos) y agentes de seguridad privada.

La mayoría de integrantes oscilan entre 20 y 30 años de edad, lo cual se ha determinado con la detención y abatimiento de algunos de ellos.

Investigaciones de la División Antidrogas de la Policía Federal indican que a estos grupos los entrenan en las sierras de Sinaloa, Durango y Chihuahua desertores de las fuerzas especiales de los ejércitos mexicano y guatemalteco.

Gente Nueva fue creado por Noel Salgueiro Nevárez, El Flaco, quien se unió a El Chapo en 1995, en la sierra de Chihuahua, donde cuidaba el trasiego de droga hacia Estados Unidos.

Según registros de la Sedena, cuando fue detenido el 5 de octubre de 2011, se estableció que El Flaco creó su brazo armado con jóvenes en su mayoría adictos para pelear Ciudad Juárez al cártel del Golfo en 2008.

Los Matazetas fue un grupo que surgió en 2007 como brazo armado provisional del cártel del Pacífico para combatir a Los Zetas en Veracruz; en sus inicios planteó un supuesto espíritu “justiciero”, más bien de manipulación mediática.

Con el tiempo, Los Matazetas se convirtieron en el Cártel Jalisco Nueva Generación, grupo criminal dedicado al secuestro y extorsión en Veracruz y Boca del Río; en Jalisco incluso llegaron al terrorismo, al incendiar automóviles particulares para bloquear el embate de efectivos del Ejército mexicano.

Al grupo criminal se le vincula con el homicidio de policías del Mando Único, federales y efectivos del Ejército y la Marina; también se les señala por los múltiples homicidios de funcionarios públicos de Jalisco y Michoacán, estatales y municipales de todos los colores partidistas.

Al CJNG se le vincula con la emboscada a militares en la carretera que va de Mascota a Puerto Vallarta, Jalisco, que dejó 15 policías muertos el 6 de abril de 2015.

A los ataques perpetrados en Jalisco contra las fuerzas federales, los narcobloqueos en la zona metropolitana de Guadalajara, carreteras y poblaciones, provocando incendios de vehículos, gasolinerías y sucursales bancarias, debe añadirse el desafío al Estado cuando el 1 de mayo de 2015 derribó un helicóptero del Ejército mexicano.

Grupos de élite

Históricamente, con la incursión de efectivos de los grupos Aeromóvil y Anfibio de las Fuerzas Especiales del Ejército, los cárteles empezaron a conformar sus propios ejércitos.

A finales de los 90, el cártel del Golfo, encabezado por Osiel Cárdenas Guillén, fue el primer grupo criminal en crear su brazo armado con exmilitares, conocidos como Los Zetas, con entrenamiento antisubversivo en Chiapas, Guerrero y Oaxaca.

Desde entonces se encargaron de labores de inteligencia, protección e intimidación de organizaciones rivales.

Se les atribuyen además decenas de homicidios y enfrentamientos con corporaciones policiacas y efectivos del Ejército en todo el país; también tomaron el control de la distribución de droga, extorsión, secuestro y venta de protección a empresarios, así como la distribución de piratería y tráfico de personas a Estados Unidos.

Al caer preso Osiel Cárdenas, Heriberto Lazcano, El Lazca, asumió el control del grupo. Le siguió, en jerarquía, Miguel Ángel Treviño, El Z-40.

Los Zetas hoy están integrados por exmilitares mexicanos, maras salvatrucha, kaibiles y pandilleros, como Julio César Mondragón Mendoza, El Tierra Caliente, Juan Carlos Castro Galeana, El Grande, y Alfredo Rosas Elicea, El Socio o El Valiente.

Otro grupo, Los Halcones, conformado en el cártel del Golfo, fue encabezado por El Hummer, Jaime González Durán, quien creó este grupo en Reynosa con policías en activo, principalmente municipales, y algunos exmilitares.

Su función era distribuir la droga, recolectar el dinero de la venta de narcóticos, además de matar a miembros de las bandas rivales de la zona.

Con negro perfil

El cártel de Tijuana o de Los Arellano Félix creó, en su momento, el Comando Negro, mote que adquirieron por vestirse así de pies a cabeza.

De acuerdo con informes de la SEIDO, el grupo fue creado por Rosalío Flores Rojas, El Lacayo o Chalío, exsubcomandante de la policía municipal en Ensenada. El grupo estaba integrado por policías municipales dedicados al secuestro y al trasiego de droga para el cártel de Tijuana.

Según la Segunda Región Militar, el modus operandi de los sicarios era transportarse en caravana en vehículos último modelo, con armas largas y vestimenta color negro, que incluía chaleco antibalas.

Realizaban secuestros, levantones, cobro de piso y traslado de cargamentos de droga en la costa de Baja California.

Exmilitares

Con la guerra intracárteles en diversas organizaciones criminales e incluso contra las fuerzas federales, el llamado cártel de Sonora (o de los Beltrán Leyva) creó diversos brazos armados.

Alfredo Beltrán Leyva encabezó dos grupos regionales conocidos como Los Pelones, en Guerrero, y Los Güeros, en Sonora, y Arturo Beltrán Leyva comandó Las Fuerzas Especiales de Arturo.

Reportes de decomisos y detenciones contra este cártel indican que se les logró incautar armamento de grueso calibre como lanzacohetes, lanzagranadas, granadas de fragmentación y rifles de asalto como los usados por las fuerzas armadas de la OTAN e, incluso, chalecos negros bordados con las letras FEDA (Fuerzas Especiales de Arturo).

Los grupos tenían instrucción militar, tácticas antiterroristas y custodiaban el trasiego de drogas hacia Estados Unidos.

Las autoridades federales no tienen un número oficial de integrantes de los cárteles del narcotráfico, mucho menos por regiones. Las estadísticas sobre los brazos armados quedan rebasadas, pues conforme se integran, se independizan y actúan como pequeñas células criminales.

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