Contrarreloj

Por Héctor Linares

• De los 15 juegos inaugurales, diez fueron por debajo de las tres horas.

“¡Tranquilo!, toma tu tiempo”, era el sabio consejo que las mamás-managers daban a los pitchers en las ligas pequeñas, cuando el rancho estaba ardiendo. Entonces uno se bajaba de la loma, daba unos pasos alrededor de ella para relajarse mientras el grandulón jonronero venía a batear. 

¿A qué viene ese recuerdo?

Observo a los lanzadores de las Grandes Ligas. Ahora lucen como máquinas lanzabolas que, además de dominar a los bateadores, tienen que vencer al odioso reloj: 20 segundos con corredores y 15 con las bases limpias.

La regla, que es parte de las que se implementaron esta temporada en las Grandes Ligas, junto a la eliminación de las formaciones especiales y el aumento del tamaño de las almohadillas de 15 a 18 pulgadas, es la más importante desde 1969, cuando se modificó la altura del
montículo de 15 a 10 pulgadas y se redujo la zona de strike, con el fin de generar más carreras.

De los 15 juegos inaugurales este año, 10 fueron por debajo de las tres horas de duración y hubo dos de 2:14. El tiempo promedio de los encuentros fue de 2:45 y se bajó 26 minutos con respecto a los juegos inaugurales de 2022. Fue un hitazo para las Grandes Ligas en su objetivo de acelerar los juegos para hacerlos más atractivos.

PAQUÍN, DE PISA Y CORRE

A Francisco Paquín Estrada le encantaba bromear con los reporteros: “Soy el único mexicano que bateó .500 en las Grandes Ligas”.

El incasable catcher y exitoso manager no mentía sobre una hazaña que sería inalcanzable para cualquier bateador en una temporada normal, pero que en su caso alcanzó ese porcentaje porque sólo tuvo dos turnos con los Mets en 1971 y pegó un hit. De ahí se originaba su broma.

Memo Luna, el primer pitcher zurdo mexicano en abrir un juego en Grandes Ligas, vivió una situación similar con Cardenales en 1954: apenas retiró dos tercios y ya no hubo más oportunidad.

Estrada y Luna forman parte de una curiosa lista de 1,515 bateadores y 711 pitchers, con sólo una aparición en la Gran Carpa. Un grupo al que se le conoce como al que sólo les alcanzó para tomar una tacita de café en las Grandes Ligas.

De esa curiosa frase beisbolera, retomo el nombre para esta colaboración. Mis managers de este equipazo, en el que ya cumplí 17 temporadas, me dan la oportunidad de subir a la loma de las responsabilidades para, semana a semana, tocar temas del mejor del beisbol del mundo. A ellos, todo mi agradecimiento.

A mis lectores, les invito a que me acompañen en esta aventura y disfruten de una tacita de café.

La ley de derechos de autor prohíbe estrictamente copiar completa o parcialmente los materiales de Excélsior sin haber obtenido previamente permiso por escrito y sin incluir el link al texto original.